martes, 12 de enero de 2010

Amiga, a tu hormiguero.


Me miraba hacia arriba, como si yo fuera algo intimidante.

Se quedaba inmóvil ante mi presencia, temblaba.

Sabia que no iba a salir de esta, que correr no le serviría como tantas otras veces.

Y dentro de ella solo esperaba el momento para morir.

Fue cuando me pronuncie hacia ella y le estire mi mano, se notaba su temblor, su miedo, la tome en mi mano y la subí en un gran árbol para mirarla de frente, para contarle una historia esa tarde, para decirle a ella, que no todos somos iguales.

Y que a veces consigues una mano amiga que te guia para continuar tu camino.

Aunque esa mano te aleje de tu mundo, te salva.

2 comentarios:

  1. Me alegra que estés feliz.
    Que te dure mucho tiempo.
    Y gracias por contármelo.

    Besos.

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  2. Es aliviante saber que existen personas diferentes, me gusto tu escrito y me hizo pensar bastante...mmm incluso mas de lo que deberia...aun pienso....

    solo los peces muertos son arrastrados por la corriente

    saludos :)

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