Me miraba hacia arriba, como si yo fuera algo intimidante.
Se quedaba inmóvil ante mi presencia, temblaba.
Sabia que no iba a salir de esta, que correr no le serviría como tantas otras veces.
Y dentro de ella solo esperaba el momento para morir.
Fue cuando me pronuncie hacia ella y le estire mi mano, se notaba su temblor, su miedo, la tome en mi mano y la subí en un gran árbol para mirarla de frente, para contarle una historia esa tarde, para decirle a ella, que no todos somos iguales.
Y que a veces consigues una mano amiga que te guia para continuar tu camino.
Aunque esa mano te aleje de tu mundo, te salva.
Se quedaba inmóvil ante mi presencia, temblaba.
Sabia que no iba a salir de esta, que correr no le serviría como tantas otras veces.
Y dentro de ella solo esperaba el momento para morir.
Fue cuando me pronuncie hacia ella y le estire mi mano, se notaba su temblor, su miedo, la tome en mi mano y la subí en un gran árbol para mirarla de frente, para contarle una historia esa tarde, para decirle a ella, que no todos somos iguales.
Y que a veces consigues una mano amiga que te guia para continuar tu camino.
Aunque esa mano te aleje de tu mundo, te salva.
Me alegra que estés feliz.
ResponderEliminarQue te dure mucho tiempo.
Y gracias por contármelo.
Besos.
Es aliviante saber que existen personas diferentes, me gusto tu escrito y me hizo pensar bastante...mmm incluso mas de lo que deberia...aun pienso....
ResponderEliminarsolo los peces muertos son arrastrados por la corriente
saludos :)